Hace unos días iba en el auto con mi mamá y vimos a un grupo de ciegos paseando por Puerto Madero. Era emocionante ver como disfrutaban del día, como recorrían las calles con una sonrisa de oreja a oreja. Con solo mirarlos era imposible no ser contagiado por una actitud positiva ante la vida. Así fue como me acordé de mi bisabuela Zete, un personaje increíble, una vieja adelantada a su época, una loca hermosa.
Zete significa abuela en árabe, pero de eso me enteré cuándo ya era grande: toda mi infancia le dijimos (mis hermanos, mis primos y yo) "abuela Zete", abuela-abuela. Aunque, pensando ahora no era tan herrado, en definitiva era nuestra bisabuela, una abuela-abuela por decirlo de otro modo.
La Zete quedó ciega cuándo tenía 60 años, eran otras épocas y las operaciones de cataratas no eran tan efectivas como lo son en la actualidad. Cuándo eso ocurrió Zete era viuda y estaba de novia con un hombre del barrio a quién no quiso ver nunca más: "No quiero que me vea así" dijo, y no hubo forma de que cambiara de idea. Era muy coqueta y eso la hizo mantener su postura hasta el final.
Recuerdo que un día estaba en la casa de mi abuela Delia, la mamá de mi papá y con quien Zete vivía, y mi abuela le dijo que necesitaba un nuevo par de zapatos, que le iba a comprar un par porque todo su calzado estaba en mal estado. Zete, quién había sido una concurrente asidua de la noche le dijo que quería un par de zapatos de charol color rojo. Mi abuela le prometió hacer lo imposible por conseguirlos pero no hubo caso, no había zapatos de charol rojo en ninguna zapatería. Lo que consiguió fue un par de zapatos de charol color negro, pero como no quería desilusionarla decidió decirle que eran rojos. Así es como cada vez que mi abuela Zete se ponía sus zapatos de charol, había que recordar que ella pensaba que eran color rojo. Pobre vieji, como la habían engañado.
Vivió hasta los 95 años y mi frase preferida de ella era: “Es el diablo querida, no me quiere llevar”. La última vez que la vi estaba internada en un geriátrico, mi abuela ya estaba grande y no podía cuidarla más. Fuimos a visitarla con todos mis hermanos y me pidió que me sentara al lado de ella. Agarré una banqueta y la arrimé a su silla, acercó su boca a mi oreja y me pregunto qué edad tenía, le conteste que 18 recién cumplidos, acercó su boca aún más a mí oreja y me preguntó: “¿Y? ¿Ya le viste la cara a dios? dale, contale a la abuela”
Zete, eras grosa y el mundo te extraña.
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La Zete en su auto Ford |
Nota que nada que ver: Hay sorteo de Pau, no se lo pierdan!
Zete me puso piel de pollo. Zete grossa. Me enojé un segundo con Delia en la mentira del color, pero ya se me pasó.
ResponderEliminarDe avanzada la Zete! Una idola!
ResponderEliminarUy Juli! Me hiciste emocionar!!! Qué genia Zete con sus zapatiso de charol rojo como Dorothy! Seguro esta en algún lugar más allá del arco iris.
ResponderEliminarQue hermosos recuerdos, cuánto cariño!
Un beso enorme y buen fin de semana!!!
c.
Awe, que linda historia :). Este post me hizo acordar a una obra que una amiga me recomendo hace unas semanas: "Dialogo en la Oscuridad" en el Konex, oiste hablar de lla? ;)
ResponderEliminarQue tengas un lindo fin de semana!
Miki.
Hola Juli,
ResponderEliminarTe dije que cada vez que veo el update en el reader, vengo corriendo, feliz porque sé que me espera una buena historia?
Qué bueno que heredaste todos los genes de Zete y ahora vive por acá,
Beso grande, M.
Que linda historia.
ResponderEliminarY que coqueta eh..
y si,super canchera..cuando te dijo lo de la cara de dios..me salto la risa.
besos Ju.
Qué divina! Y qué pícara! ;)
ResponderEliminarMe encantó tu anécdota!
Es la historia más linda que he leído en mucho tiempo ... yo también tenía una abuela súper adelantada ... pero esa es otra historia. Un beso!
ResponderEliminaray que lindoooo, las historias de las personas con sus abuelas me movilizan tanto!! yo las perdi de muy chiquita y no se como es ese amor!
ResponderEliminarbesos juli, siempre un placer pasar por este boliche!
Juli, te mandé un mail a primohumberto@gmail.com, no sé si está bien la dir! P.d: gracias por tu coment! no aaaamo el verano pero a la primavera le tengo mucho cariño jaja, Beso!!
ResponderEliminarQué buenos recuerdos, las viejas cuando se relajan son en placer.
ResponderEliminarBesos y feliz fin de semana
Grosa como pocas!!! Genial!! Me hiciste acordar a una tía abuela que en nunca se casó y s fue de viaje por Japón!! En aquellos años si las mujeres eran como Zete eran tildadas de "locas" entre otras cosas...pero qué cojones!! ajaja besos! Dani
ResponderEliminarme encanto como lo contaste. Me hace pensar como nos falta disfrutar mas de todo los que nos rodea.
ResponderEliminarMe hiciste recordar a mi "NONA"... Qué loco!! le decíamos nona y ella era española!!
ResponderEliminarHermosa y emotiva la historia...
Un abrazo!!
Moni
Que lindo! QUe importantes son las abuelas en nuestra vida, por dios!! Yo tambien tenia una abuela Delia. Me dio penita lo de los zapatos pero seguro hubieramos hecho todas lo mismo, o no??
ResponderEliminarQue linda historia! muy movilizante para las que tuvimos la suerte de tener una abuela copada, que adoramos y extrañamos.
ResponderEliminarBeso gigante!
Sii de eso se trataba el mail jaja, fui a ver posibles locales para alquilar para tener mi lugar de trabajo. Y pensé que podías darme algún dato que me ayudara!! Amo tu barrio!!!!!!!!!! un beso!!
ResponderEliminarJuli, me encantó la historia de Zete, y me mató el final jaja una divina total!!!
ResponderEliminarbeso grande :)
vanis
que linda historia, que buen recuerdo...
ResponderEliminarqué grande la abuela, está buenísimo recordar así, con humor y amor, a los que ya no están acá :)
ResponderEliminarque linda historia que contaste.. una genia tu abuela
ResponderEliminarbesos
meli
que liiinda por dios.. que bella besos rochi
ResponderEliminarQué linda historia. Tuve mi abuela Sete (para mí es con "s", pero porque se me ocurre...) con sus manos tatuadas en Siria. Nunca supe bien qué significarían esos tatuajes, pero su última foto es conmigo upa, sus manotas grandes sobre mi panzota de beba gorda y se ve su tatuaje. Adoro a las abuelas como personajes familiares que nos nutrieron de recuerdos dulces para toda la vida. Y más aún a las doble abuelas!!!
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